Horario de pié
De ahí hasta el domingo
un correr por la escalera.
Que pena, si mañana me
voy.
¡Mira los árboles cómo se mecen con mis penas!
Sonriente debajo del reloj
un murmullo se arremolina.
¡Me va a comer el sol!
pero antes: el remolino de uvas
cuadradas mostrará su pecho.
Bienvenidos los ilustres
momentos.
La tierra y su tía, su
mamá y la hermana de mi abuelo paterno
tomarán lo que el reloj les mande.
De ahí hasta el pié
derecho: una sobriedad y entre las horas;
las almas del momento enjundian
su argumento.
La vuelta al revés,
impedida por todos los siglos descansa en la redondez.
No más recuerdos ni gente
gorda que le sople al viento su arena filtrada.
El muro de la noche cae
sobre los siglos pasados:
mañana es un
cuchillo sin filo.