Llegar tarde
I
Llego tarde porque el sol come almas
y con su lápiz sin punta anota mi llegada.
Hubiera llegado a tiempo pero tan radical sería la llegada
tan maduro el entusiasmo
que con la pasión en los ojos y mis colores
te hubieran producido luz sin sombra.
Llegando tarde antes que llegar ardiendo
y las miradas enclaustradas en el celo
sin hablar un instante
un sol
una nave de dolor,
quizá el encuentro entre rojos raros
iracundos emblemas
que aún dependiendo del amplio sarcasmo
hubieran causado más frío en las manos atadas a mi libro
que los deseos insatisfechos de las letras del olvido:
llegué soñando
Tan infantil fue mi llegada
que no tuviste tiempo de alcanzar el olvido
quién en medio de las hojas desnudas, encorajinadas
sobre la mesa y
maceradas por el llanto
soltaron sus letras débiles
como cuando nosotros nos ardíamos
en el perfume de la nieve huraña.
Con un encanto sobre las mesa y otro sobre mis manos
he recorrido el amanecer abstracto.
II
Movido por espaldas traídas del amor juvenil
sobre gritos y pocos encantos pero
nada pedante y rondando
los hospicios de las camas dormidas digamos.
Sigamos alzando los amplios horizontes,
no esperemos al quejido final de las brasas ardientes
y la sopa fría del atardecer
porque si lo hacemos es por tu piel vacía
ausente de dolor de ramos de flores secas,
más que por los constantes desencantos rocosos
y aguas perdidas en su propio vaivén:
es por los años sin potestad.
Digamos
vamos rondando sobre la lógica del rayo azul
que mirando hacia arriba es como sacar
conclusiones del presente,
pero abrazando los modos del caballo
que ha enviado el valiente viento del sur,
y la falta de espaldas de roca
que cae en la nieve desgraciada,
quemada con cuerdas agobiadas
por la líneas de los caminos inciertos,
digamos.
Todo por la totalidad incierta
y el presente correoso
todo por esa tersura de piel y ausencia de silbido de viento
cada camino abre los brazos en señal de mentira
y que con la ira contenida en esos tantos años
resbala al precipicio que los animó
soñando de las tardes después
de las faenas cotidianas:
(había estado antes ahí pero partí a través de las venas
de las hojas de otoño).